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Sólo el conocimiento que llega desde dentro es el verdadero conocimiento.

 

¿Te ha pasado alguna vez algo parecido a esto…?:

Estás conduciendo por la carretera. Estás yendo a ver o visitar a alguien que hace tiempo que no ves, o vas a un lugar al que hace tiempo que no vas.

Y de pronto, como un coletazo de pensamiento que dura apenas décimas de segundo, se te pasa por la cabeza… “ésta es la salida que debes coger”.

Seguidamente, dudas un instante y, automáticamente, te empiezas a decir “no es esta salida” … “recuerdo que había unos depósitos al lado y aquí no hay depósitos” … hasta que pocos metros después de pasarte la salida te das cuenta que…

!Oooh! Era esa la salida” … ahora vas a tener que seguir hasta la siguiente salida y dar la vuelta.

Ésta es la forma habitual en que se presenta, digamos, tu instinto.

Se trata de esa voz, ese pensamiento fugaz, ese coletazo mental que sólo aparece de vez en cuando y que NUNCA te engaña. Él siempre te dice la verdad y parece que esté en posesión de la verdad absoluta.

El problema es que mayoritariamente no le hacemos caso o no lo distinguimos de nuestros pensamientos conscientes. Porque, normalmente, acto seguido introducimos nuestra argumentación racional que no tiene por qué ser la acertada. Ya que lo que piensas racionalmente se basa en datos e información que has adquirido anteriormente.

En cambio, el pensamiento que aparece y desaparece en pocos segundos no está basado en la información de la que dispongas, sino que viene de lo más interior de tu ser y se basa en conocimiento verdadero.

La peculiaridad de todo esto es que, cómo más caso le hagas a tu instinto, más aparecerá y más fácil te será seguirlo. Y, por lo tanto, te será más fácil avanzar de forma rápida por la vida con pocos o ningún tropiezo.

Por otro lado, cuanto menos caso le hagas, cada vez habrá más espacio de tiempo entre una muestra y otra, y más difícil te será identificarlo. Probablemente, no le hagas caso y tu vida puede ser que se convierta en un ir y venir de experiencias no gratas que pueden hacerte pensar que “todo lo malo te pasa a ti”.

Escucha tu voz interior

y reconocerás con mucha facilidad

lo correcto.

¿Qué te dice tu voz interior cuando lees alguno de los artículos sobre el éxito, o las metas o la motivación?

Hay un primer pensamiento que te mantiene atento/a a seguir leyendo, ¿verdad? … Y cuando acabas de leer el artículo, bien aparece tu parte racional que te dice que “todo esto es teoría” …que, “si fuese tan fácil, todo el mundo lo haría” … o quizá, “todo esto son tonterías que no hay forma de aplicar a mi vida de forma real y eficiente”.

Si te das un momento de reflexión, te percatarás que si te pasa esto es el mismo caso de cuando conduces: Te pasas la salida y pierdes la oportunidad de llegar pronto a tu destino, por el simple hecho de no escuchar a tu voz interior.