La sabiduría se preocupa de ser lenta en sus discursos y diligente en sus acciones.
La sabiduría, el aprendizaje, el adquirir plena conciencia y poder mejorar todos tus conocimientos y habilidades requiere tiempo y asimilación.
Pero aplicar y ponerse en acción en cualquier parámetro de tu vida, no necesita de todas esas características; sino todo lo contrario, necesita hacerse sí o sí, es decir, necesita decisión y acción.
Si no emprendes acciones, no avanzas. Y peor aún, delimitas tu aprendizaje a través del error.
El conocimiento y la sabiduría se adquieren en su mayor parte por la experiencia y la puesta en práctica de forma real, ya que sólo así aprendemos realmente. Sólo debes recordar cómo has aprendido a andar, a ir en bici, a sumar y restar o cualquier otra habilidad que domines. Y te darás cuenta que practicando, la has mejorado y has llegado a niveles altos de comprensión.
Es importante formarse y aprender, pero mucho más importante es aplicar. Si eres de los que piensa que “aún no es el momento” o “debo prepararme un poco más antes de…”, seguramente te habrán pasado ya muchos meses e incluso años.
Sigue los consejos de Confucio y sé diligente con tus acciones. ¿Quieres alcanzar tus metas? Entonces, aprende cómo se desarrollan, equivócate, rectifica y verás que rápido avanzas hacia tus objetivos.