fbpx

La naturaleza hace que los hombres nos parezcamos unos a otros y nos juntemos; la educación hace que seamos diferentes y que nos alejemos.

 

La educación que recibimos es la responsable de que nuestro esquema o paradigma mental se moldee de una u otra forma. Esto es inevitable.

Por esta razón, la percepción que obtenemos de nuestro entorno tiene unas u otras connotaciones, dependiendo de nuestro ángulo de visión, y éste viene condicionado por nuestros conocimientos y formación recibida.

Es muy habitual que, con amigos de la infancia con los que jugaste y te relacionaste hasta bien entrada tu adolescencia, por motivo de los estudios elegidos por cada uno, os separaseis y no os vieses tan a menudo.

La sensación cuando os reencontráis, después de los años, es que a los cinco minutos de estar hablando te puede llegar a parecer que no conozcas a ese gran amigo. Además, es innegable que te percatas de que ese “feeling” que habíais tenido, ya no existe. Y muchos puntos de vista son distintos e incluso opuestos.

A esto se refiere Confucio cuando describe que la educación hace que las personas nos distanciemos. Nuestro paradigma mental determinará la visión de nuestro exterior y, por lo tanto, pensaremos y actuaremos de forma bien distinta a lo que estábamos habituados.

Lo más curioso es que siempre pensamos que es el “otro” quien ha cambiado y no nos damos cuenta que en realidad hemos cambiado los dos.

Tu formación y, después, tus experiencias determinarán tu visión del mundo. Ten en cuenta que tus experiencias se verán condicionadas por tu educación.

Si aprendes a ver el mundo de forma neutra, con independencia de tu formación, y utilizas las herramientas adecuadas le podrás sacar mucho más partido a tus conocimientos y avanzar en la vida en la dirección que tú deseas, disfrutando de la compañía de los amigos de tu infancia, independientemente de la formación que hayáis recibido.