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No vayas contra lo que es justo para conseguir el elogio de los demás.

 

Apreciado Lao-Tsé, qué grande esta afirmación.

Poder describir una de las partes más detestables de la raza humana en apenas una docena de palabras es de sabio.

Hay una parte de la población de este planeta, y no es poca, que básicamente viven bajo la mano de hierro de su propia imagen.

Esa imagen que se intenta proyectar hacia el exterior. Esa imagen que es la que queremos que los demás tengan de nosotros; porque creemos que es la adecuada, la correcta o, simplemente, es la que más le guste a cada uno.

Cuando se es esclavo de la propia auto-imagen se toman decisiones que, habitualmente, perjudican a la propia persona; y otras, que perjudican a alguien de su entorno.

El problema real de vivir bajo la tutela de la propia imagen, básicamente, es que… no te enteras de nada.

No entiendes porque te pasa lo que te pasa.

Te cuesta entender por qué tus situaciones siempre son peores que las del resto.

Y vives en un mar de envidias que hace que, a la mínima, te posiciones en posturas, acciones y creencias que hacen que proyectes lo contrario de lo que te gustaría ser realmente.

Un buen consejo sería… deja de mirar qué hace el vecino y céntrate en lo que tú haces para conseguir tus propósitos en la vida. Te aseguro que te irá mucho mejor y dejarás de ser esclavo de tu auto-imagen.