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Todo lo que se llama estudiar y aprender no es otra cosa que recordar.

 

¿Cómo es que Platón nos relaciona el aprendizaje con la capacidad de recordar?

Veamos. El aprendizaje es una función mental que nos permite adquirir cualquier tipo de conocimiento, habilidades, aptitudes y también actitudes, conductas y comportamientos.

La base del aprendizaje es la repetición. Sólo debes recordar cómo aprendiste a caminar (que seguro que no lo recuerdas 🙂 ). O a nadar, ir en bicicleta, matemáticas, historia, cocinar o cualquier otra habilidad o conocimiento. Todo ello por repetición.

Platón nos hace la relación con el concepto “recordar”. Porque no podemos dar nada por aprendido si en el paso del tiempo no lo recordamos. Y así es.

Piensa, por ejemplo, que estás aprendiendo un nuevo idioma. Para que pase a formar parte de ti, de tu aprendizaje, que se convierta en esa nueva aptitud de forma plena, deberás utilizarlo. Porque sino, lo que habitualmente pasa es que cuando no se practica el idioma aprendido, se pierde en el tiempo.

Por otro lado, tenemos la certeza de que lo que repetimos una y otra vez, además de aprenderlo, llegamos a interiorizarlo. De tal forma que acabamos creando un hábito. Aunque esto pueda convertirse en un obstáculo en el futuro.

Los hábitos son excelentes (aquí te explico el porqué) y pueden llegar a ser nuestro mejor aliado o nuestro peor enemigo. Por ejemplo, en el caso de repetir conductas o comportamientos que nos son perniciosos y, aun así, seguimos repitiendo de forma voluntaria o inconsciente.

Para conseguir vivir como tú deseas vivir, conseguir tus ilusiones y alcanzar tus metas, no sólo debes aprender una serie de habilidades y aptitudes que te permitan conseguirlo, sino que debes convertirlas en parte de ti, interiorizarlas en forma de hábito.

Así se consigue el Éxito personal y profesional.