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Nuestro carácter es el resultado de nuestra conducta.

 

La mayoría de la gente piensa que “son como son”. Y, nada más lejos de la realidad, ya que son tal y como se han creado. Ni más ni menos.

Aunque no queramos asumir este concepto, la realidad es la que es.

Durante toda nuestra vida estamos experimentando emociones, situaciones y recibimos información externa a nosotros de forma constante. Todo ello va formando nuestro carácter y nuestra forma de actuar.

Dependiendo de cómo actuemos generamos unos u otros resultados, que se convierten en experiencias que, a su mismo tiempo, determinan unas emociones concretas al vivirlas.

La repetición de ciertas conductas, comportamientos y acciones físicas formarán nuestros hábitos irremediablemente. Y éstos, acaban determinando nuestro carácter.

Éste es el proceso por el cual se forma el carácter de la gente.

Dicho de otra forma, nosotros nos creamos a nosotros mismos por repetir conductas y comportamientos concretos; los cuales acaban moldeando nuestra forma de ser de un modo concreto y único.

De ahí también la conocida cita de Aristóteles: “Somos lo que hacemos”.

Por estos motivos, cuando te hablo de la necesidad de tener metas, de gestionar tu tiempo, de identificar tus condicionamientos mentales y de crear los hábitos necesarios es porque dependiendo de lo que hagas (conductas), te convertirás (carácter) en quien quieres ser y disfrutarás de la vida como tú determines que quieres que sea.

Y nadie dice que sea fácil, simplemente te pregunto… ¿qué puede valer más la pena que invertir tiempo en el desarrollo y la superación personal para conseguir lo que se desea en la vida?

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