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El mal no está en tener faltas, sino en no tratar de enmendarlas.

 

Todo el mundo puede cometer errores. Aún diría más. Es necesario y vital para poder crecer, aprender y mejorar las habilidades propias.

Si no enmiendas tus errores pueden pasar distintas cosas y, de seguro, que ninguna es beneficiosa.

1.- No aprendes de tus fracasos:

El mejor estímulo y la mejor forma de conseguir el éxito es fracasando.

Si no hay fracaso, no hay aprendizaje; y si no aprendes, difícilmente podrás superar el siguiente obstáculo. Y ten por seguro que encontrarás otro obstáculo.

Revisar tus fracasos y actuar para enmendarlos es vital.

2.- Si no enmiendas tus errores, lógicamente, los sucesos ligados a ese error serán no provechosos para ti; por el simple motivo de la ley causa-efecto.

3.- Anímicamente, la reacción de no enmendar te penaliza y te perjudica a través de tu pérdida de actitud y motivación; por el sentimiento de culpa o de infravaloración que te puede generar. Todo lo contrario de lo que sucede si enmiendas tus errores.

Errar es natural y necesario. Y evitar aceptar los errores propios y no poner solución, actuando como un avestruz y escondiendo la cabeza bajo el suelo, nunca te aportará ningún beneficio.