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No desprecies a nadie; un átomo hace sombra.

 

Uno de los pilares de la plenitud personal y la felicidad es el equilibrio personal.

Y sólo podrás adquirir ese equilibrio eliminando la crítica, el juzgar, el desprecio, etc.

Cuando se realizan algunas de estas acciones siempre hay o habrá, porque se creará, un sentimiento negativo, de rechazo o intención de hacer daño.

Sí que sólo serán palabras. Pero las palabras pueden llegar a ser cuchillos muy afilados en nuestro subconsciente cuando esas palabras las asociamos a emociones y sentimientos.

Es imposible saber los motivos que hacen que las personas actúen como lo hacen. Por lo tanto, deberíamos evitar este tipo de acciones; en primer lugar, porque el primer perjudicado somos nosotros mismos.

¿No te has dado cuenta que cuando criticas a alguien es fácil ser cada vez más destructivo con las palabras y que tu energía cambia? Por lo tanto, tú eres el primer perjudicado, si realizas críticas, juicios y/o desprecios.

Y en segundo lugar, porque no sabes exactamente que ha llevado a quien criticas a actuar de la forma que lo hace. Él ha tomado sus decisiones, ha tenido sus experiencias y está en un contexto que realmente desconoces al 100%. Entonces, ¿vale la pena criticar, juzgar o despreciar si ni tan siquiera dispones de la información correcta para poder evaluar?

Pitágoras nos invita a dejar de perder el tiempo. Más vale pensar en que es mucho más gratificante no hacer lo que no te gustaría que te hiciesen.