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Antes de ponernos a hablar de diferentes tipos de metas, queremos explicarte porqué es tan importante establecer metas en nuestra vida. Las metas son la estructura básica para que un negocio funcione. Y, aunque te resulte sorprendente, tener objetivos laborales claros y respetarlos, está íntimamente ligado o sentirse feliz en tu trabajo. Y eso lleva a sentirse motivado, ser resiliente en las adversidades y, en consecuencia, tener muchas más probabilidades de éxito tanto en las pequeñas como en las grandes cosas. Aunque hay una tendencia a presentar el establecimiento de metas como una forma de cortar la espontaneidad y la libertad individual, es justamente al contrario: las metas nos aportan la seguridad para tomar decisiones correctas por nosotros mismos, fruto de nuestra convicción en aquello que estamos haciendo. A medida que vamos consiguiendo logros es una dosis más de autoestima para continuar nuestro trabajo con ilusión. ¿Son o no son importantes las metas? En este artículo te hablaremos de las metas a corto, mediano y largo plazo en función del tiempo que nos damos para cumplirlas. ¿Nos acompañas?

 

Establecer metas y ser realistas

Aunque la tendencia al optimismo o al pesimismo forman parte del carácter de cada individuo, que en parte viene forjado por la genética, se ha demostrado que las personas que se fijan tareas, metas u objetivos, tienden a ver su trabajo y su vida de una manera más optimista. La clave está en no engañarnos a nosotros mismos.

Cuando establezcamos una meta, seamos honestos: tengamos en cuenta los pasos que tenemos que realizar y cuánto tiempo nos llevará cada uno de ellos, en función de las circunstancias que nos rodean pero también de nuestro propio carácter. Establecer una fecha demasiado cercana –porque en el fondo queremos conseguir esa meta demasiado pronto– lo único que conseguirá es que nos frustremos y desanimemos. Por ello, seamos razonables y hagámoslo con calma, tomándolo como un aprendizaje.

 

Metas a corto plazo

Entre las metas a corto, mediano y largo plazo, las primeras son la base de los objetivos de cualquier negocio o empresa. Ellas son el punto de partida para que las metas más ambiciosas, a medio o largo plazo, sean factibles. Responden siempre a algo prioritario en nuestro negocio. Por eso, las metas a corto pueden ser las actividades pautadas a diario, a un mes vista o de manera trimestral.

Ejemplo de metas a corto.

Tenemos un producto que comercializar. Debemos:

  • Estudiar las posibilidades de mercado.
  • Asignarle un logotipo.
  • Estudiar la competencia.
  • Posicionarlo en la escala de precios deseada.

Las metas a corto, como ves, solemos ejecutarlas en una fecha concreta, y sirven de cimiento para las metas que nos planteamos a más largo tiempo.

 

Las metas a medio plazo

Suelen ser fruto de haber implementado correctamente las metas a corto plazo. En el ámbito empresarial, suelen ser objetivos anuales o bianuales.

Ejemplos de metas a medio plazo:

  • Aumentar la facturación un porcentaje determinado.
  • Abrir nuevos mercados en zonas específicas.
  • Agilizar la vertiente online de la empresa.

 

Las metas a largo plazo

En el ámbito de negocios o empresarial, que es en el que nos movemos, las metas a largo plazo constituyen el punto de mira en el que vemos nuestro proyecto dentro de cinco o diez años. 

Ejemplos de metas a largo plazo.

  • Quiero ser un referente en mi sector.
  • Quiero tener presencia en todo el mercado iberoamericano.
  • Quiero haber sacado dos líneas paralelas de mi negocio.

Vale la pena poner de relieve, cuando hablamos de metas a largo plazo, es que es en este estadio donde vamos a tener el resultado de toda nuestra actitud, en cuanto a cumplir pequeños objetivos de manera sostenida. La autodisciplina, la resiliencia, todos los conceptos de los que hablábamos al inicio de este artículo, ahora van a mostrar el poder que han tenido durante todo este largo proyecto, liderado por ti o por tu equipo. Son conceptos absolutamente básicos. Sin un esfuerzo sostenido, las metas difícilmente se lograrán.

Aquí adquiere suma importancia la continua formación y autoformación. El mundo empresarial es variable, cambiante y poliédrico. Aunque tengamos muy clara nuestra línea de negocio, no podemos permanecer al margen de todo el marco empresarial en el cual nos movemos, a corta, media o larga distancia. Por ello, es clave dotarnos de manera continua de herramientas prácticas i/o metodológicas.

Algunas pistas para lograr nuestras metas a corto, medio y largo plazo

  • Imagina la estrategia diaria tuya y de tu equipo: metodología de trabajo, periodicidad de reuniones, horario, formación, visitas a clientes…
  • Controla semanalmente como se van cumpliendo tus objetivos a corto, medio y largo plazo, mediante una agenda. Anota tus logros. Te ayudarán a continuar. Si has tenido algún fracaso, no te desanimes: los escollos son absolutamente normales cuando se está persiguiendo un objetivo.
  • No hace falta que empieces o finalices tus metas en fechas señaladas en el calendario. Cualquier día, si es el que tú eliges, es el adecuado.
  • Concreta tres o cuatro metas a largo plazo y esboza tres o cuatro caminos para conseguir cada una de ellas. Si solo tenemos una meta y una manera de conseguirla y, por circunstancias ajenas a nosotros se nos hace imposible llevarlas a cabo, nos quedaremos sin alternativa. Evita eso.
  • Y, por último y muy importante: todo lo que determines que vas a hacer, pregúntate previamente si te hará feliz. Eres el único que puede responder sinceramente a ello. Metas sin felicidad ni sensación de bienestar no son metas.

 

Y hasta aquí nuestro artículo sobre la gran importancia de las metas a corto, mediano y largo plazo. Por ello, sé el primero en decir qué te conviene. Conócete a ti mismo, como decían los clásicos y sobre todo, háblate desde la ilusión y del respeto.

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