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El hombre moderno se estresa casi tanto como el cavernícola, que tenía que huir de ser devorado por leones. Aunque ahora, los leones son más sutiles, están más cerca de nosotros todos los días y tienen la forma de “responsabilidad”, con uno mismo o con el mundo.

Sentir estrés puede resumirse en dos emociones básicas: ansiedad y displacer.

Cuando nos sentimos abrumados por tareas que sabemos que debemos hacer o responsabilidades que debemos cumplir muy a pesar de nuestra voluntad, tiempo o estado de salud, entonces sobreviene una gran angustia y un gran displacer. Lo cual puede resumirse como una de las formas de la infelicidad.

Pero si indagamos más en cómo se comportan aquellas personas que padecen estrés a diario, notamos que también tienen ciertos malos hábitos que no reconocen como tales. Entre ellos el principal es la gestión del tiempo, además de la organización de tareas, la procrastinación, la baja productividad y malas lecturas de los hechos.

Todos hemos tenido o tenemos algunos pequeños malos hábitos que con el tiempo se fueron haciendo cotidianos, pero que no siempre notamos que son nocivos. Habría que pensar en cómo se inicia un fumador, por ejemplo. Y ahí tendríamos claves para descifrar un camino hacia un mal hábito.

La idea es que, con el tiempo, las personas que padecen estrés puedan reconocer y combatir el estrés que se autogeneran en la vida cotidiana, de manera sencilla. Por ejemplo, cambiando hábitos o mutándolos en otros distintos. Y ésta tal vez sea la tarea más difícil de aquella persona que se siente abrumada por fechas límites, exigencias del trabajo, de la familia y de la sociedad.

cómo combatir el estrés

¿Por dónde empezar a combatir el estrés? 

Por lo básico, claro:

  • Identifica personas y situaciones que te producen ansiedad.
  • Si puedes evitar esas situaciones es un paso adelante.
  • Cuando no puedas evitarlas, simplemente no reacciones como siempre.
  • Controla tu reacción observando lo que sientes.
  • Piensa en una ventaja de esa persona o de esa situación para otro momento donde sí podría ser productivo.

La mente consciente divaga como uno de los personajes de Del Revés (Inside Out)Intensa-Mente en Lationamérica-, la película animada donde cada persona está gobernada por 5 emociones básicas, pero que automáticamente se puede volver a reencauzar. Así, la ansiedad sólo crece cuando nos dejamos dominar por ella, como un hábito normal que ya hemos desarrollado en base a reacciones previas a situaciones estresantes.

 

Tratar de combatir el estrés sin ansiedad y sin angustia es una tarea que lleva tiempo entrenar. Aunque una de las claves está en reconocer los elementos que desencadenan en nosotros las situaciones de respuesta automática que ya estamos acostumbrados a ejecutar.

La mayoría de las personas que no alcanza algún grado de felicidad en sus vidas, y que sufren de estrés, suelen ser personas que no pueden poner en palabras las situaciones que les causan disgusto o que reaccionan de la misma forma siempre ante pedidos, responsabilidades o fechas límites. ¿En serio así quieren combatirlo? Mmm… no.

Lo segundo que hay que hacer CONSTANTEMENTE después de “amigarnos” con nuestras situaciones y personas estresantes es crear hábitos de éxito. Puesto que no sólo se trata de visibilizar las situaciones angustiantes y preparar una nueva reacción; sino que se trata de crear todo un estilo de vida que evite que caigamos en reacciones inmanejables constantemente.

cómo combatir el estrés

¿Cómo crear hábitos de éxito? 

Crear hábitos de éxito es muy simple. Tienes que comenzar por algo sencillo. Si, por ejemplo, tu problema es la procrastinación en redes sociales, entonces te conviene crear el hábito de desconectar tu internet por una o dos horas, las suficientes como para terminar una y, léase bien, UNA TAREA de todas las que debas hacer, tal vez la tarea más importante, por ejemplo, un informe.

Los hábitos se crean de una conducta concreta y repetida de manera persistente. No pretendas deshacerte del estrés de la noche a la mañana sólo porque estás teniendo dos hábitos nuevos todos los días. Debes ser persistente y debes poder mantenerte firme y disciplinado/a para evitar caer en situaciones que te producen malestar.

Las exigencias laborales, familiares y académicas siempre van a tener un poco de placer y un poco de angustia, aunque estemos haciendo algo que realmente nos guste. El tema aquí está en dominar ese lado que nos produce el malestar, para empezar poco a poco a transformarlo en bienestar y que, por lo menos, no nos haga sentir estresados todo el tiempo.

La productividad y cómo generemos situaciones donde cumplamos con nuestros deberes como padres, como empresarios, empleados o profesionales, va a depender de cuanto hemos autodeterminado el camino que nos permita balancear todos los aspectos de nuestras vidas, sin caer en el vacío constante y en la desesperación, por no poder conformar a otros que son importantes para nuestro estilo de vida y nuestra felicidad.

[ctt template=»12″ link=»0B9qF» via=»yes» ]Aquellas personas que padecen stress tienen ciertos hábitos negativos como la mala organización de tareas, la procrastinación, la baja productividad y malas lecturas de los hechos. [/ctt]

La ley de lo mínimo regularmente 

Con respecto a los hábitos hay algo que no se suele decir y que es uno de los más poderosos tips que he aprendido de la cultura oriental.

Es la ley de lo mínimo. ¿En qué consiste esta ley? Simple. Haz lo mínimo de aquello que te permitirá alcanzar una meta grande, pero hazlo todos los días.

Ésta es una ley sencilla que se olvida mencionar cuando se trata de desterrar al olvido viejas prácticas antiproductivas. Pero cuando se habla de lograr metas, nadie nos dice cuanto de nuestro esfuerzo es lo que determina la calidad del resultado.

Es decir, si queremos dejar de fumar no podemos parar de un día para el otro, hay que empezar con lo mínimo que se le podría pedir a alguien que fumó voluntariamente durante 30 años. Ese mínimo podría ser, si fuma un paquete al día, entonces que deje un cigarrillo para mañana. Ese sería el día uno. Y así sucesivamente hasta llegar al ideal de cero. (Estoy simplificando el caso, porque en la adicción al tabaco la voluntad es sólo un aspecto; pero es para que entiendas el punto clave aquí.)

Esta misma lógica se puede aplicar al combate del estrés y al manejo de la ansiedad ante responsabilidades cotidianas, ¿no te parece?

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