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Construir un liderazgo en cualquier empresa u organización, cuando se tiene el suficiente tiempo como para dedicárselo a otras personas que nos ayuden en un proyecto específico, no es lo más difícil del mundo.
Lo que en verdad representa un desafío tiene que ver con la construcción de un líder que sepa delegar eficazmente, que alcance metas claras, que incentive a los otros a salir de la zona de confort y que les muestre el camino al éxito.
¿Cómo convertirnos en ese líder que necesitamos ser para tener éxito?
Me parece que una de las cuestiones más sobresalientes, a la hora de identificar las claves que hacen a los buenos líderes de negocios y organizaciones, pasa por la formación que han tenido, por su “capital experiencial” y por el uso de su tiempo actual.
Pero analicemos esto resumido en estas 5 claves maestras del liderazgo:
Noción y Uso de la Experiencia:
Creo que los líderes que hoy vemos son el producto de un próspero uso de su tiempo. Pero, además, del uso del bagaje de experiencias que han sabido capitalizar en la organización que ahora les toca dirigir junto a otras personas.
Pensaba en el caso de un cliente que hace poco me contaba que entre sus 20 y 30 años había adquirido toda una década de experiencias, algunas buenas y otras no tanto, sobre cómo trabajar junto a otros y que ahora eran de mucha ayuda para poder entender qué buscamos a esa edad y qué bases se deben consolidar en ese recorrido para crear emprendedores que generen ingresos y tengan éxito para los siguientes años de su vida.
A los 25 años, me contaba, él sabía hacer de todo, desde ventas en frío hasta atención al público. Y en más de una ocasión tuvo que ganarse la vida adaptándose a empleos que le permitieran pagar la renta. Era un joven muy trabajador por aquellos años, me contó, pero le faltaba algo.
A pesar de tener un gran talento y de ganar dinero, le faltaban herramientas que le permitieran crecer profesionalmente y usar ese talento para potenciarse junto con otros.
Algo que no se dice habitualmente pero que es un hecho comprobado, tiene que ver con que el líder en realidad es el resultado de un proceso de entendimiento de sí mismo en el mundo, de sus talentos y de sus fortalezas.
Pero que solamente sedimenta en la experiencia de la práctica, que con los años lo convierte en maestro de maestros. Esto es lo que puede resumirse como una noción y uso de la experiencia personal que hacen al éxito y al liderazgo y es un primer rasgo inevitable en el camino de las oportunidades después de esos años.
Delegar Eficazmente:
Los líderes son personas comunes, pero de gran destreza comercial y social; que tienen entre sus ventajas administrativas, la capacidad neta de saber delegar tareas sin sentirse presionados por la meta constantemente.
¿Qué quiero decir con esto? Que para saber delegar hay que saber reconocer el talento de los otros, confiar en que son buenos haciendo determinadas tareas por encima de otras y, finalmente, saber recompensarlos por sus logros.
La meta es siempre importante. Pero cuando se trata de equipos de trabajo, lo más importante es saber delegar y poder confiar en que cada miembro del equipo hará su trabajo de la mejor manera posible. Pues nosotros sabemos que está ocupando ese lugar en base a sus méritos y no sólo en base a supuestos.
Alcanzar Metas:
Como dije, tener metas claras, concretas y alcanzarlas es la clave de un emprendimiento o de la organización en equipos.
Pero lo interesante de plantear las metas en relación con el éxito y al liderazgo es que esos objetivos se pueden y se deben revisar en equipo, tanto cuando las alcancemos como cuando fallemos en lograrlas.
Esta es la mejor manera de aprender a trabajar en equipo y de mejorar las estrategias que usemos para futuros proyectos.
Zona de Confort:
No hay un enemigo más inconmensurable para un líder que el tener que batallar contra la zona de confort mental y estratégica, que la mayoría de las personas tenemos alcanzado un punto determinado dentro de un equipo.
Si bien es una idea debatible, creo que la zona de confort es un espacio mental equivalente al descanso de las escaleras, pero que aparece mentalmente en los emprendimientos y en las personas que los realizan, y lo peor, lo hace de manera discreta y natural.
La zona de confort es una tendencia a la inercia y ciertamente que todos tendemos a ella cuando permanecemos en un mismo lugar mental por mucho tiempo. Por eso debemos estar advertidos de que existe la posibilidad de que otros en nuestro equipo caigan en ella, no por ignorantes o vagos, sino simplemente porque el líder se ha vuelto miope emocionalmente o meramente carece de la capacidad de atacarla rápidamente para desarmarla.
Camino al éxito:
El camino al éxito, cuando se trata de trabajar junto a otros, es un proceso y no un destino. (Por eso es un camino).
No se trata de construir organizaciones cerradas sobre sí mismas y ciegas a las paranoias del líder o a las debilidades de sus miembros perenes en su mentalidad. Se trata, en realidad, de poner sobre la mesa todo aquello con lo que contamos, de afilar los cuchillos, de cargar las armas, de preparar la dinamita porque vamos a asaltar el tren de las doce y nadie nos detendrá… wii jaaa… 😉
Este camino al éxito en el equipo debe darse como una constante revisión de metas, de logros, de experiencias y de estrategias, que le permitan a cada miembro ser un poco más como el líder. Y al que está a cargo del liderazgo, ser un poco más consciente de lo que necesita desarrollar cada miembro.
Solamente de esa forma se puede lograr la maestría y la cohesión estable que permite grandes logros.
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