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El que domina a los otros es fuerte; el que se domina a sí mismo es poderoso.

 

La base de todo, tal y como advierte Lao-Tsé, y también otros muchos filósofos, es la de conocerse a sí mismo.

Para conocerse a uno mismo es determinante saber qué es lo que se quiere. Cosa que parece muy fácil de determinar, pero si te haces la pregunta de forma seria, te darás cuenta que cuesta más de lo que podías pensar en un primer momento.

La gente siempre dice conocerse mucho a sí misma. Pero la realidad no es esa ya que, si se conociesen, no dudarían ni un instante en responder cuando se les pregunta sobre “cómo quieren que sea su vida”.

Prueba a preguntar a tu entorno qué quieren, y verás que las respuestas son muy variopintas y curiosas, pero en ningún caso claras y, sobre todo, nunca son concretas.

Vivir mejor, ganar más dinero, viajar, tener mi propio negocio, y algunas otras están entre las más habituales. Pero, ¿qué hay de claro y concreto en ellas?

Con esta ambigüedad, ¿cómo podrás establecer un plan de acción de éxito para conseguir tus propósitos?

¿Qué quiere decir vivir mejor?

Y viajar … ¿qué significa? ¿Ir a la playa más cercana o dar la vuelta al mundo?

¿Qué quieres decir con ganar más dinero? … ¿un dólar más, o diez dólares, o quizá son diez mil dólares lo que quieres de más? Los planes de acción para conseguir una cantidad u otra son muy distintos.

Muy bonito tener tu propio negocio, pero ¿dedicado a qué?, ¿qué facturación debes obtener?, ¿quiénes son tus clientes?, ¿cuál es la estrategia que aplicarás?, ¿cómo gestionarás a tu equipo?, ¿necesitas tener equipo?, ¿sabes cuáles son las tareas determinantes de éxito?

… ¿te das cuenta que si no profundizas en tus deseos no podrás determinar, en ningún caso, las acciones correctas?

¿Si no te conoces, cómo vas a poder dominarte y hacer lo que toca cuando toca?