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En las adversidades sale a la luz la virtud.

 

Las adversidades, obstáculos y problemas a los que debemos hacer frente en nuestra vida tienen la capacidad de potenciar nuestras habilidades. Así nos lo recuerda Aristóteles, y así es realmente.

Cuando las adversidades te acechen, debes ir a por ellas con actitud y una expectativa positiva sobre ellas. Sólo de esta forma podrás sacarles el máximo potencial a tus habilidades personales. Y, además, tu imaginación y creatividad se estimularán y aumentarán.

La realidad es que es muy habitual y fácil que las adversidades nos penalicen anímicamente; y acabemos dejándonos llevar por las circunstancias y no actuemos directamente contra el problema.

Este tipo de comportamientos hacen que, sin darnos cuenta, forjemos un hábito que no nos va ayudar en absoluto. Y, además, nuestro enfoque mental cada vez se focalizará con más facilidad en problemas y lamentaciones. Actitud que propicia con mucha facilidad crear un hábito de pensamiento pernicioso para nosotros mismos.

Y lo peor de todo ello es que las personas no se dan cuenta de este proceso gradual. Y con el tiempo, dan por hecho que “su percepción” negativa no sólo es normal, sino que, además, está plenamente justificada; por lo que se aferran a esta idea de forma irracional.

Debes romper esta peligrosa dinámica y no permitir que se haga fuerte en tu mente.

La mejor forma de hacerlo es afrontando las adversidades desde un punto de vista positivo. Ya que entonces es cuando percibimos los problemas, por muy grandes que puedan parecernos en un primer momento, como un simple obstáculo que hay que superar.

Alimenta tu actitud positiva y tus virtudes estarán a pleno rendimiento.